Nuestra historia

Aceites San Benito se constituyó como sociedad cooperativa agraria el 14 de junio de 1948, aunque hasta el 15 de agosto de ese mismo año no se celeró su sesión de constitución. Su objeto social era la extracción y comercialización de aceite de oliva virgen.

Es la actual localización de nuestra fábrica. Ubicada junto a las Puertas de Córdoba, recibía su nombre del antiguo molino aceitero donde se molía la aceituna del impuesto para la Corona Española. La fábrica fue comprada a los Herederos de la familia Morente Serrano por 325.000 pesetas.

Por la insuficiencia de las instalaciones se hace la primera gran reforma general de la fábrica colocando tres nuevos molederos y seis nuevas prensas de 35 cm. de diámetro de pistón. Con ello, la sala de extracción de la fábrica quedó compuesta por cuatro molederos y ocho prensas. Además se instaló una báscula mediana para pesar las bestias cargadas, pequeños camiones y vehículos. Además, se construyeron nuevas baterías de pozuelos y se amplió la bodega. En ese momento la Cooperativa San Benito constituye ya la fábrica con más capacidad y progresión de la localidad.

La Cooperativa San Benito invirtió 30 millones de las antiguas pesetas para la realización de estas modificaciones. Además, se compraron las parcelas vecinas para construir la nueva zona para la fábrica. En ella primero se instaló una línea con capacidad para procesar 60 toneladas de aceitunas cada 24 horas. A la que casi de inmediato se añadió otra de iguales características y más tarde una tercera de 100 toneladas de aceituna.

En estos momentos se desmonta la antigua fábrica de molederos y prensas siendo sustituida por varias líneas de extractoras de dos fases, que a partir de la aceituna separa directamente el aceite de oliva virgen del alpeorujo.

Con ello en total se ha conseguido capacidad para procesar más de un millón de kilos de aceituna cada 24 horas, lo cual ha permitido sacar adelante cosechas de cincuenta millones de kilos globales en tiempos record evitando con ello el atrojado de aceituna y, por ende, elevando significativamente la calidad del principal producto final: el aceite de oliva virgen extra.

Como colofón a nuestra política de crecimiento empresarial, registramos la nueva marca europea IBOLCA con la que simbólicamente consigue la convergencia de lo sublime: las calidades de un producto, las virtudes en su proceso de obtención y el peso de una tradición conservada durante siglos. La apuesta pretende ser el culmen de la documentada historia milenaria de la agricultura y del aceite de oliva virgen en la heredera de la ancestral ciudad ibérica, capital de los Túrdulos, Ibolca: la actual Porcuna.